lunes, 25 de junio de 2007

Quinta Vía - Aceptar la Diversidad

Vivimos en un mudo diferente, cambiante. Si la diversidad es percibida como un problema (inmigración) o como una amenaza (religiones) y no como una autentica oportunidad de adaptación y aprendizaje, algo no funciona. Las personas con un alto nivel de madurez personal, integran cualquier realidad aunque no coincidan con sus valores personales. Integrar no significa estar de acuerdo, sino comprender, establecer puentes de diálogos, escuchar, apreciar…

Muchas personas creen que solo se aprende en la escuela. Y que a partir de entonces la vida es “más de lo mismo”: rutina, monotonía, aburrimiento. De hecho bastantes personas de edad avanzada se limitan a esperar la muerte, porque (dicen) “ya no les queda nada por esperar ni por aprender”…Otras personas no tan “mayores”, se instalan en cómodas fortalezas de defensas: un trabajo que les da ingresos, “buenos” programas de televisión, la rutina de cada día… Son personas que han dimitido de una de las capacidades más fascinantes que cualquier ser humano posee: el aprendizaje. Aprender es cambiar, maravillarse, abrir los ojos y extasiarse en lo que vemos, descubrir que quizás estábamos equivocados en algo, tener una actitud abierta y curiosa ante las cosas, disfrutar, apasionarse…

El desarrollo personal está estrechamente vinculado a la capacidad de aprender cosas, a cambiar de opinión, adquirir nuevas perspectivas de los hechos, dudar, integrar pensamientos e ideas diferentes a los nuestros… Cualquier persona que rehuya estas posibilidades de expansión estará atrapada en su cárcel personal.

Había una vez una rana que vivía tranquilamente en su pozo. Pensaba que el mundo era eso, un pozo enorme. Un día un pájaro se posó momentáneamente en el brocal. Hola le dijo a la rana. ¿Qué haces aquí?. La rana que nunca había visto a nadie, respondió: Qué, que hago? Vivir la vida en el mundo, ¿Qué otra cosa podría hacer? El pájaro le respondió: el mundo es mucho más grande que tu pozo. Ven conmigo y lo verás. La rana, incrédula, dio un salto y alcanzó el brocal del pozo. Al instante su cabeza explotó en mil pedazos.

Quizás un gran número de personas, experimentarían algo similar, si pudieran darse cuenta de lo grande que es el mundo y de las posibilidades de aprendizaje y de disfrute que están desaprovechando.

Aprender en cualquier momento y lugar, es pues un elemento esencial de desarrollo o de crecimiento personal. El aprendizaje, además, está muy desarrollado con la creatividad. Las personas altamente creativas son curiosas, buscan constantemente fuentes de estímulos para sus proyectos y no se detienen ante las dificultades. Acostumbrar a mirar en otros mundos para encontrar ideas realmente originales. Por ejemplo, los almacenes Marks & Spencer, decidieron hacer bocadillos y venderlos, era rentable, después de descubrir un sistema para untarlos con mantequilla adaptado de la serigrafía. Picasso desarrolló el cubismo analítico, entre otros procedimientos, manteniendo correspondencia con Einstein sobre la teoría de la relatividad. Es muy difícil pues, ser creativo e innovador sin aprender constantemente y sin tener una constante actitud abierta e integradora.

Una manera de forzar el aprendizaje, es hacer cosas inusuales. Si no nos gusta la montaña, preparemos unas vacaciones en un ambiente lo más alpino posible. Si odiamos el pescado crudo que se sirven en los restaurantes japoneses, acostumbremos nuestro paladar a esa delicia. Probablemente descubriremos que la montaña es fantástica y que el “shusi”, además de sano, es buenísimo con salsa de soya y laminillas de jengibre. Poner en práctica actividades inusuales abre nuestra mente y desrutiniza la cotidianidad. Es una forma de provocar experiencias diferentes y de entrenar nuestro aparato receptivo a sensaciones nuevas. Otra forma de provocarnos a nosotros mismos es acercándonos a nuestros enemigos o a la gente que no podemos soportar o nos cae mal. Seguramente descubriremos, con un poco de tiempo, que no había para tanto y que ese enemigo furibundo se puede convertir en una persona normal o porque no, en nuestro amigo.

Otra manera de aceptar la diversidad, disfrutarla e integrarla a nuestra personalidad es viajar con los 5 sentidos. Los viajes cuando se viven con el corazón, son una excelente fuente de experiencias y sensaciones inusitadas. Planificar un viaje puede ser un enorme placer, porque al dejar volar nuestra imaginación, iniciamos el viaje mucho antes de que se produzca. Imaginemos por un momento, que preparamos un viaje a la brumosa Escocia y los cientos de islas a su alrededor ¿Seremos capaces de ver algún frailecillo, una especie de pájaro norteño? ¿Podremos pasearnos por las mazmorras de un recóndito castillo? ¿Seremos capaces de bañarnos en las frías aguas de alguna playa de las Islas Hébridas? ¿Disfrutaremos de la paz y el paisaje de cualquiera de los lagos escoceses? ¿Nos emocionara la música de gaita en cualquier calle de Edimburgo?.

Ejercicios e Ideas para Desarrollarse en la Quinta Vía

  1. Identificar un “enemigo” y trazar un plan para acercarse a él.
  2. Pensar en actividades inusuales y llevarlas a cabo: comidas atípicas, hábitos distintos, entre otros.
  3. Organizar y planificar un viaje a través de los 5 sentidos. Asistir a un lugar poco concurrido y antes de viaje informarnos al detalle del estilo de vida de su gente. Intentar transformar, durante el viaje, nuestros hábitos y nuestra forma de ver la vida.

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